
- Un homenaje a la institución patrimonio de la humanidad.
Por: Gilberto de los Santos Cruz.
Cada 4 de noviembre se celebra el Día de la UNESCO, una fecha que conmemora la creación, en 1945, de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés). Su fundación marcó un antes y un después en la historia contemporánea, pues surgió con una convicción profunda: las guerras nacen en la mente de los hombres, y es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz.
A partir de esa premisa, la UNESCO ha trabajado incansablemente para promover la educación, la ciencia, la cultura y la comunicación como pilares esenciales para la convivencia humana, el desarrollo sostenible y la paz mundial.
Una historia nacida de la esperanza
Tras los horrores de la Segunda Guerra Mundial, el mundo comprendió que la reconstrucción no solo debía ser material, sino también moral e intelectual. Fue así como, el 16 de noviembre de 1945, en Londres, 37 países firmaron la Constitución de la UNESCO. El objetivo era claro: construir la paz a través del entendimiento mutuo y el respeto entre los pueblos.
Con sede en París, la organización inició sus labores al año siguiente y pronto se convirtió en una de las agencias más reconocidas del sistema de Naciones Unidas.
Desde entonces, la UNESCO ha desarrollado programas que abarcan desde la alfabetización y la formación docente hasta la protección del patrimonio cultural, la libertad de prensa y la promoción de la ciencia al servicio de la humanidad. En sus casi ocho décadas de historia, ha impulsado proyectos en todos los rincones del planeta, convirtiéndose en sinónimo de cooperación internacional y desarrollo humano.
Educación, ciencia y cultura: los pilares del progreso
La UNESCO parte de la convicción de que la educación es el camino más seguro hacia la paz y el progreso social. En todo el mundo, la organización impulsa políticas educativas incluyentes, igualitarias y de calidad. Desde la educación básica hasta la investigación científica avanzada, su labor busca que el conocimiento sea un derecho y no un privilegio.
En materia científica, la UNESCO fomenta la investigación en temas como el cambio climático, la gestión del agua, la bioética y la inteligencia artificial, promoviendo una ciencia que sirva al bien común. Además, apoya la cooperación entre universidades, la movilidad académica y la divulgación del conocimiento como herramientas para fortalecer las capacidades de las naciones en desarrollo.
Pero quizá donde más resuena su influencia es en el ámbito cultural. La organización considera la cultura como el alma de los pueblos y un patrimonio común de la humanidad. Desde 1972, a través de la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, la UNESCO ha inscrito más de 1,200 sitios en su lista de Patrimonio Mundial. Cada uno representa una joya única de la historia, la naturaleza o el arte que debe ser preservada para las generaciones futuras.
México y la UNESCO: un compromiso de larga trayectoria
México ha mantenido una relación activa y comprometida con la UNESCO desde su fundación. Nuestro país fue uno de los primeros en firmar su Constitución, y a lo largo de los años ha sido un firme defensor de sus principios. Actualmente, México ocupa un lugar destacado en el mapa mundial del patrimonio: con 35 sitios inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial, es uno de los países con mayor número de reconocimientos, junto con Italia, China y España.
Entre los sitios mexicanos reconocidos se encuentran maravillas como Teotihuacán, Chichén Itzá, Palenque, el Centro Histórico de la Ciudad de México y Xochimilco, las antiguas ciudades mayas de Calakmul y Uxmal, y el Camino Real de Tierra Adentro.
En el ámbito natural, destacan la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an, la Mariposa Monarca, El Vizcaíno, entre otros. Cada sitio refleja la enorme diversidad cultural, ecológica y humana que define a México.
Pero más allá de los monumentos, la UNESCO ha impulsado en el país programas de alfabetización, capacitación docente, igualdad de género y protección del patrimonio inmaterial, como la gastronomía mexicana, el mariachi, la charrería, la pirekua purépecha o los voladores de Papantla. Todos ellos son expresiones vivas que dan identidad y sentido a nuestra nación.
Chiapas, tierra de patrimonio y conocimiento
En el sureste mexicano, Chiapas es uno de los estados donde los valores de la UNESCO cobran especial relevancia. Su diversidad cultural, lingüística y natural lo convierte en un mosaico vivo de patrimonio material e inmaterial.
En la lista de Patrimonio Mundial destaca la zona arqueológica de Palenque, joya de la civilización maya, cuya majestuosidad arquitectónica y su entorno selvático representan una síntesis perfecta entre la cultura y la naturaleza.
Además, la Reserva de la Biosfera El Triunfo y Montes Azules son reconocidas internacionalmente por su importancia ecológica y su contribución a la conservación de especies y ecosistemas únicos.
En el ámbito educativo, el gobierno del Lic. Eduardo Ramírez Aguilar, a través de la Secretaría de Educación, dirigida por el Dr. Roger Adrián Mandujano Ayala el impulsa con firmeza el programa “Chiapas Puede”, una estrategia integral que busca fortalecer la enseñanza, mejorar la infraestructura educativa y garantizar mayores oportunidades para las niñas, niños y jóvenes chiapanecos. Este esfuerzo coincide con los principios de la UNESCO al apostar por una educación inclusiva, equitativa y transformadora como base del desarrollo social y humano.
La UNESCO también ha apoyado proyectos en comunidades indígenas chiapanecas, especialmente en el ámbito educativo y lingüístico, fortaleciendo la enseñanza bilingüe y la preservación de las lenguas originarias. En ese sentido, el trabajo de docentes, investigadores y autoridades locales ha sido clave para mantener viva la herencia cultural del estado y promover una educación incluyente que respete las raíces de los pueblos.
La UNESCO en el siglo XXI: nuevos retos para un mundo en cambio
En la actualidad, el papel de la UNESCO es más crucial que nunca. Las amenazas globales como el cambio climático, la desigualdad social, la pérdida de biodiversidad o la desinformación requieren una respuesta coordinada basada en el conocimiento, la cooperación y la solidaridad.
Por ello, la organización impulsa iniciativas como la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que busca erradicar la pobreza, garantizar educación de calidad, igualdad de género, energías limpias y paz en las naciones.
La UNESCO también promueve la ética en la inteligencia artificial, el acceso libre al conocimiento y la protección del patrimonio cultural en zonas de conflicto. Su labor no se limita a conservar el pasado, sino que mira hacia el futuro con una visión humanista, donde la tecnología, la cultura y la educación sean motores de bienestar colectivo.
Un llamado a la conciencia y la acción
Celebrar el Día de la UNESCO no es solo rendir homenaje a una institución internacional, sino reafirmar nuestro compromiso con los valores universales que representa: la educación como derecho, la ciencia como servicio, la cultura como identidad y la paz como destino compartido.
En un mundo donde los conflictos, las divisiones y los retos globales parecen multiplicarse, la UNESCO nos recuerda que la humanidad tiene más cosas que la unen que las que la separan.
Desde los salones de clase hasta los templos mayas, desde los laboratorios hasta los pueblos originarios, el legado de la UNESCO nos inspira a trabajar juntos por un planeta más justo, más sabio y más humano.
Porque construir la paz como decía su acta fundacional empieza en la mente de cada persona.


